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En relación con la multa de inspección de Trabajo a las contratas de Telefónica por la trama irregular de subcontratación, volvemos a publicar uno de los artículos más interesantes sobre la huelga indefinida del año pasado. Se trata de la traducción del catalán del
artículo de
Montse Santolino publicado el 20 de abril de 2015 en
La Directa con motivo de la huelga indefinida de instaladores de Telefónica-Movistar
Voy a sonreir intermitente / y a pedir un poco más / siempre más / Voy a interrumpir constantemente / y se me tiene que notar / mucho más / Voy a ser el enemigo/ disparando pan de higo / ojo no te vaya a dar. Rosendo
20 de abril de 2015, día histórico. Los trabajadores y las trabajadoras fijos más combativos de Telefónica hacen huelga en solidaridad con sus compañeros externalizados y precarizados como falsos autónomos, o vía contrata o subcontratas. Surprise. Aquella gente que sólo vemos si tropezamos con sus escaleras mientras caminamos por la calle mirando el whatsapp, o si nos peta internet en casa, están en huelga indefinida. In-de-fi-ni-da. Y además se ha roto la insolidaridad de clase. El "la culpa es de los que están en plantilla que no quieren trabajar", "la culpa es de los autónomos que aceptan trabajar a precios de mierda". Si hay 20.000 tíos en huelga indefinida desde el 7 de abril en todo el Estado y la mayoría de los medios no lo explican (a pesar de que los call centers revientan de quejas por averías), y si cuando lo hacen es para criminalizarlos de la manera más sucia, es que van bien. El miedo comienza a cambiar de bando.
Las empresas de telecomunicaciones son el eje del mal. Bisagra y punta de lanza del neoliberalismo. Y Telefónica, empresa icono del PP, 100% capitalismo de amiguetes y refugio de gángsters. Rato puso a Alierta de presidente a Telefónica en 2000 para terminar de privatizarla (sí, era una empresa estatal, existían no hace tanto). Desde entonces ha pagado sueldos millonarios a todos los políticos en retirada que hicieron posible el gran negocio. No hace ni dos años que Alierta le devolvió el favor a Rato fichándolo como consejero. A pesar de Bankia y las tarjetas black le paga 100.000 euros al año y ha contratado a su hija. El padrino de la ceremonia de graduación de "la niña" fue Luis de Guindos. El mismo que ayer mismo decía que las reformas estructurales de la economía española han sido un éxito y que el FMI quiere más #FemForaALaMàfia.
Telefónica ha pasado de tener 10 millones de clientes en los años 80, a tener más de 300. Por el camino se ha deshecho de 50.000 trabajadores y los han sustituido por miles de subcontratados que forman parte de una perversa pirámide, con diferentes niveles y condiciones de esclavitud. En su última memoria de "sostenibilidad" la empresa presume de "condiciones laborales justas, equitativas y de excelencia". Ataque de hígado. Catorce años después de la acampada de los trabajadores de Sintel, el primer megaERE y la primera megacontracta sacrificada, 3.001 millones de beneficios a base de apretar, hasta la asfixia, a los últimos de la cadena. Hasta que los ángeles de la guarda de nuestra vida digital (2.000 de 600 empresas sólo en Catalunya) han dicho basta. La multinacional quiere rebajarles un 75% el precio de su trabajo. A una gente que ya pone el coche, la gasolina, el cuerpo y la escalera por 700 euros al mes.
Pronto comenzará a ofrecer servicios ETICOM-Somos Conexión pero igual, por años, las condiciones laborales a las operadoras de telefonía seguirán siendo "nuestro" problema. Las tarifas no se pueden reducir más, los falsos autónomos deben pasar a plantilla, necesitan un convenio propio. Sin instaladores y técnicos, sin los cables que tiran, conectan o reparan con sus manos bien reales, no hay sociedad ni revolución digital. La revuelta de las escaleras es tan peligrosa y estratégica como lo eran (lo son) las revueltas de transportistas. Está en juego la circulación de las mercancías más preciadas: los datos. A pesar de los 45 millones de euros anuales de publicidad de Telefónica, a pesar de las presiones de las principales contratos y de los miedos inducidos de los grandes sindicatos, huelga total gracias al trabajo perseverante de los sindicatos más pequeños y valientes, y de mucha gente que a pesar de acumular decepciones para llenar contenedores, nunca se ha rendido y ha aprendido a combinar las tácticas de las viejas luchas obreras con los métodos quinzeemeros, porque el instinto de clase, en brotar, tuviera dónde y cómo echar raíces.
Escaleras en la #ResistenciaMovistar, como la batalla del Monte Vesubio. Entonces las milicias romanas, bien organizadas y multiplicándolos en número, sitiaron a Espartaco y a sus esclavos huidos esperando que murieran de hambre y de sed. Dejaron, pero, sin protección una pendiente imposible de la montaña. Los hombres de Espartaco hicieron cuerdas con sarmientos de viñas y con ellas escaleras por donde descolgarse durante la noche, y atacaron el campamento militar. Roma, tan Telefónica, tan segura como estaba de su poder, menospreció a los esclavos y, justamente por eso, perdió. Voy a ser el enemigo / Disparando pan de higo / ojo no te vaya a dar.