http://www.publico.es/sociedad/igualdad-instituto-mujer-despide-ocho.html
El Instituto de la Mujer despide a ocho técnicas por denunciar su situación laboral
Las trabajadoras cesadas denuncian haber sido
represaliadas tras presentar una demanda de derechos laborales y acusan a
la dirección de una paulatina privatización de la institución que debe
velar por la igualdad de mujeres y hombres.
"Empecé a trabajar en el Instituto de la Mujer en
2005 con un contrato por obra y servicio que fui renovando y renovando
hasta ahora. La ley marca que este tipo de contrato no puede superar los
3 años, y yo llevaba más de 11 en esta situación. Así que en abril de
2016 (hace ahora 1 año) yo y otras siete compañeras en situación similar
decidimos demandar al Instituto de la Mujer por la ilegalidad que
supone la concatenación de contratos que en teoría son para la
realización de una obra o servicio puntual, pero que en la realidad
vienen a suplir una necesidad estructural (que no puntual) del
organismo. Y ahí empezaron las represalias".
Este es el relato de Isabel García Calvo,
una de las trabajadoras despedidas por el Instituto de la Mujer el
pasado 31 de marzo junto al resto de sus compañeras.
Varias de ellas llevaban más de 15 años
trabajando ininterrumpidamente en este organismo, un ente autónomo
adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales, e Igualdad, que
dirige Dolors Montserrat. La que menos tiempo llevaba, había encadenado
contratos durante 6 años consecutivos.
"Durante todos esos años habíamos realizado
tareas que estaban muy por encima de lo que estipulaba nuestro contrato y
sueldo, pero esto es habitual en la Administración Pública. Eramos
parte del equipo", afirma una de ellas. El cometido clave de este
grupo de técnicas era el de gestionar los programas y los fondos
Estructuales de la Unión Europea en materia de igualdad, una de las fuentes fundametales de financiación de esta institución.
Según su relato (Público se reunió con una
representación de cuatro de las ocho trabajadoras despedidas), tres días
después de presentada la demanda, las apartaron de sus funciones, les
dijeron que dejaran de trabajar en los proyectos que estaban realizando,
las cambiaron de ubicación apartándolas de sus compañeras, les negaron
el acceso a archivos de los ordenadores, cancelaron los viajes ya
programados o les prohibieron participar en cursos y reuniones externas
que ya tenían comprometidas. "Así estuvimos un año, realizando funciones
muy por debajo de nuestra capacidad y formación hasta que el pasado 3
de marzo nos entregaron una carta de despido", afirma una de ellas que
prefiere no ser identificada.
"La reacción del Instituto de la Mujer con ellas fue espectacular, abrupta.
No sé si por rabia o por pánico. No es una reacción muy distinta a
otras demandas similares que he llevado contra la administración
pública, pero en este caso me sorprendió porque esperaba una
sensibilidad especial hacia estas mujeres que ejercían sus derechos en
una institución que debería velar porque éstos se cumplan. Lo único que
hacían estas mujeres era preguntar al tribunal si tenían razón y debían
tener un contrato fijo y no uno temporal", afirma Juan Manuel Fernández
Otero, el abogado que representa a las ocho despedidas.
Ante esta reacción de castigo y
"humillación", como la definen las trabajadoras, el pasado 1 de
diciembre decidieron ampliar sus demandas para denunciar este "acoso".
Según su abogado esta ampliación se realizó en los ocho caso por la
"violación de derechos fundamentales y de indemnidad" (la imposibilidad
de adoptar medidas de represalia derivadas de las actuaciones del
trabajador encaminadas a obtener judicial o extrajudicialmente la tutela
de sus derechos). Poco después, todas recibieron una carta de despido.
"El Instituto de la Mujer justifica nuestro
despido aduciendo que ya no hay dinero, que se acabó el período de
fondos Estructurales Europeos para el que estábamos contratadas y que
nuestro contrato se extendía hasta finales de marzo. Pero hasta el
momento en el que nos apartaron de nuestras funciones, estuvimos
trabajando de lleno en la puesta en marcha del nuevo período [2014-2020]
de programación del Fondo Social Europeo que ya se han concedido y
que ascienden a unos 50 millones de euros para este período de siete
años", afirma una de las técnicas ahora despedidas. "El desfase en las
fechas se debe a que siempre estos períodos comienzan con retaso",
añade.
"Otra violación de sus derechos fue
que desde el momento de la primera demanda, sus puestos fueron llenados
por empresas externas"
"Otra de las
violaciones de sus derechos fue que desde el momento de la primera
demanda, sus puestos fueron llenados por empresas externas", afirma
Fernández Otero. "Esto en sí no constituye una ilegalidad, pero si el
Instituto de la Mujer contrata a otras personas o empresas para que
realicen el trabajo que estas trabajadoras estaban desempeñando,
significaría que estos puestos son aún necesarios". "En los próximos
días vamos a presentar una demanda por despido nulo, puesto que la
situación laboral ha cambiado", añade.
A lo largo de la última semana, este diario
intentó en varias ocasiones recabar la posición del Instituto de la
Mujer sobre estos despidos. Así mismo solicitamos información sobre la
financiación de la institución, la cuantía de los Fondos Sociales
Europeos que recibe y algún comentario sobre la veracidad de que el
Instituto de la Mujer había comenzado a sustituir el trabajo de las
técnicas, ahora despedidas, con la contratación de empresas externas. Sin embargo, tras varios correos electrónicos y llamadas de teléfono no hemos recibido ningún tipo de respuesta.
Según fuentes consultadas, el número total
de técnicas despedidas puede ascender a diez y ello puede incidir de
manera directa en su capacidad para gestionar y supervisar los
proyectos.
"En los años que estuve al frente (del
Instituto de la Mujer), el personal técnico era fundamental para el
funcionamiento del organismo", afirma Rosa Peris, que dirigió esta
institución entre 2004 y 2009. "Cuando hablamos de instituciones que no
son muy grandes como el Instituto de la Mujer, las tareas no están
completamente compartimentadas y el personal técnico, además de hacer el
trabajo de gestión del Fondo Social Europeo, hacía muchísimas otras
cosas dentro del organismo porque había que sacar el trabajo adelante".
Peris reconoce que la situación irregular
de algunas de las técnicas ahora despedidas se remonta a su etapa al
frente del Instituto, pero asegura que el tipo de contrato no fue
entonces motivo de conflicto porque "no había distinción entre unos y
otros. Trabajábamos como un solo equipo". Una idea refrendada también
por muchas de las técnicas despedidas.
Según Peris, "si cada vez es más pequeña la
plantilla de funcionarias y funcionarios porque se van jubilando, y
estos puestos no se reponen, y si despides al equipo técnico que realiza
un trabajo excelente, entonces tienes que hacer algo para sacar
adelante todo ese trabajo. Probablemente están recurriendo al mecanismo
de contratar a empresas externas. Para mí es un grave error porque no
van a prestar el trabajo con la misma calidad que las técnicas que
estaban en el instituto de la mujer y porque además, ese no era el
espíritu detrás de la Ley de Igualdad".
"La sensación que tenemos es de
desmantelamiento paulatino de la institución. La política de no
amortizar los puestos de las personas que se jubilan, sumado a un
vaciado progresivo de contenido, hace que los funcionarios se quieran
marchar. Se está convirtiendo en un lugar de tránsito donde los
funcionarios están dos o tres años para consolidar nivel y luego irse a
otro destino. El Instituto se está convirtiendo en un mero gestor de
fondos, pero cada vez más vacío de contenido. Cuando no quede nada, se
cerrará", afirma otra de las despedidas que prefiere mantener su
anonimato.
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